Ni el madrugón, ni el cambio de campo, ni el desapacible clima, ni lo tosco del rival... nada ni nadie puede con nuestros chicos. Contundente victoria a la que se le puso la rúbrica y tranquilidad al final. A la espera del plato fuerte del próximo sábado, no fallamos. Son ya dieciséis victorias, que se dice pronto, pero que merecen la admiración de quienes les disfrutamos cada fin de semana.
Otra vez a El Álamo. Como comentaba, creo recordar que Tere de forma bíblica,
somos un pueblo errante. Hora de la cita, ocho y media de la mañana, que en realidad eran las siete y treinta. Otra vez convocatoria de quince gladiadores, a los que no se les notaba demasiado la legaña, dicho sea de paso. Esquema archi-conocido en búsqueda de tres puntos más:
Como viene siendo habitual en lo últimos encuentros, Los Artistas empezaron dominando y creando peligro de inicio; Isma habilitó en la izquierda a un Kike muy activo toda la mañana por esa zona, y sólo la manopla del portero les salvó de encajar el primero. Pero el mismo Kike iba a convertirse en protagonista involutario en el otro área... el chaval cedió un balón si mirar atrás que casi nos cuesta un disgusto, aunque el chut de su extremo se marchó fuera, afortunadamente, por bien poco. Pronto superamos el susto. El ´15´ se redimió del error para escaparse por su banda y servirle en bandeja a Isma el 1-0.
Asomaba el sol en el horizonte y en el marcador, pero ambos calentaban poco. El partido, por momentos, era de ida y vuelta, algo que evidentemente no nos convenía. Nuestra defensa no mostraba la contundencia de otras ocasiones, y concedía alguna que otra llegada que hacía pensar que podríamos encajar algún gol en un despiste.
Sobrepasado el primer cuarto de hora, una acción en ataque en la que Jose controló una pelota en segunda instancia, sirvió para que Kike acertase a hacer el 2-0. Pero ampliar la ventaja no sería sinónimo de tranquilidad. El choque no estaba ni mucho menos controlado, y además los verdes cada vez subían más la intensidad, tanto, que alguno se pasaba de revoluciones. Si Iván no llega a saltar a tiempo para esquivar una terrorífica entrada, ahora mismo nuestro lateral izquierdo estaría lesionado de gravedad. La
entradita fue castigada con amarilla, porque simplemente no le cazó, pero si se pone últimamente el acento en criticar lo que pasa fuera del terreno de juego, también se debería sancionar con más dureza este tipo de acciones.
Siguiendo la tónica del partido, el peligro visitaba indistintamente una y otra área. Ellos dispusieron de otra para acortar distancias, a lo que respondieron los de azul en un chut del hijo del míster que anduvo cerca de convertirse en el tercero. Pese a todo, el resultado ya no se alteraría, y el
par de golitos que nos llevábamos en la mochila a los vestuarios podría considerarse con un más que aceptable botín.
Las nubes recibirían a los futbolistas en la segunda mitad. Pero si el cielo se oscurecía, no sería lo mismo sobre el césped. La mejoría fue evidente. De los acercamientos visitantes, prácticamente ni rastro. Sin embargo los nuestros crecerían exponencialmente. Con Marcos y Kike permutados en las bandas, nacería otra ocasión que nuestro particular pichichi mandó por alto en posición ligeramente forzada. Si llegaban los goles tenían que ser nuestros. Lo malo era, que no acaban de llegar.
Cierta incertidumbre recorría nuestro sector de la grada. Temíamos que en cualquier jugada aislada, los fuenlabreños se volvieran a conectar al partido, pero lo cierto es que daban la sensación de todo los contrario. Debilitados físicamente, recurrían una y otra vez a las faltas e interrupciones. En una de ellas, otra vez Kike y su zurda rozaron el tercero, algo que si hizo el esférico al toparse con la parte superior del larguero en un golpe franco directo.
No se acaba de dar el golpe definitivo. Además, el infortunio quiso que Alberto tuviese que marcharse lesionado al recibir un pisotón en su tobillo cuando estiró su pierna para evitar que su delantero se llevase el balón y encarase a Diego. Afortunadamente todo quedó en un susto y no afectó a su rodilla, algo que nos temíamos todos al observar la jugada. Boliche, convaleciente toda la semana, saltó al verde para sustituirlo.
Los minutos pasaban y no llegaba la puntilla. Gabriel con un disparo lejano que se marchó ligeramente alto casi lo logra, pero el reloj se aproximaba a los últimos cinco minutos con la sobria pero inquietante diferencia de sólo dos goles. En un córner a su favor, nuestros figuras trazaron una contra relámpago que acabó con Isma encarando en solitario a su guardameta; al ultimo zaguero que le perseguía no le quedó otra que derribarle... roja de manual. Esta vez la falta iba a ser cosa de Sergio Pérez, que de un pepinazo imparable con la zurda, puso la tranquilidad que jugadores y padres tanto estábamos anhelando.
Con todo resuelto ya, Javito casi marca el cuarto en una preciosa y precisa jugada coral de tiralíneas. Quien sí lo iba a conseguir al final fue el propio Isma, que caracoleó dentro del área y fue objeto de un claro penalty. El mismo se encargaría de transformalo, junto a la base del palo, imparable para un portero que no fue capaz de desviarla pese a haberse adelantado un par de metros antes del ajustado golpeo de nuestro ´9´ con la diestra.
En apenas unos días, nuestros fenómenos afrontan la primera de las tres
finales que nos aguardan. El rocoso e incómodo Paco Córdoba nos espera en El Naranjo. Tras sus dos derrotas consecutivas, han dicho casi matemáticamente adiós a sus posibilidades de ascenso, pero estoy seguro que poco o nada influirá en su ganas de querer ganarnos. Pero por ilusión seguro que no nos superan, y por fútbol ya ni digamos, y aunque en setenta minutos puede pasar cualquier cosa, yo tengo una fe ciega en estos chavales. Vosotros podeís conseguirlo. Estaremos donde vayáis para alentaros siempre.
