sábado, 9 de marzo de 2013

Liga Federación, jornada 17: David pudo con Goliat


Fecha: 09/03/2013

Resultado: Móstoles Sur - 4 ; U.D. Móstoles ´A´ - 3


"Sí, sí, jugamos mejor y lo que que queráis, pero a estas alturas llevamos tres puntos menos que en la primera vuelta" (Jose -Ale-, hace una semana). Arreglado. Y a lo grande además. Estos chavales, este EQUIPO, gana crédito semana tras semana. Cuando juegan de esa manera, como un verdadero conjunto, pocos pueden con ellos. Enfrente teníamos a bigardos que asustaban con su sóla presencia física, pero primó la calidad y el coraje de Los Artistas, que de nuevo, hicieron que saliésemos pavoneando, presumiendo de ellos y con una valiosa victoria en el bolsillo. No me cansaré de deciros esto: Estamos muy orgullosos de vosotros.


El agua del viernes se convirtió en radiante sol. Buena señal. Como ya comentaba, nos tocaba repetir contra los gigantones del U.D.Móstoles, que nos vencieron por la mínima en la primera vuelta. Quizá por su envergadura, salimos con un ´siete´ algo más conservador, compuesto por Diego en la portería, flanqueado por una línea de tres con Alberto, Adrián y David, por delante de ellos Alejandro, y acostados en las bandas, Jose y Gabriel. Luisete, Javi y Samuel se quedaban mientras en el banquillo. Sin una clara referencia arriba, se buscaba aguantar el presunto arreón contrario. Al final saldría bien, vamos a explicar cómo.


No fue un gran agobio por su parte, salvo en unos cuantos saques de esquina. El problema es que en ataque poco juego generábamos. Con nuestro guardameta muy seguro, desbaratando cada uno de sus acercamientos, cada vez los chavales se encontraban más cómodos sobre el campo. Pese a todo, llegada la mitad del primer periodo, recibimos un gol, más por su insistencia que por otra cosa. Con 1-0 en contra empezó a salir a flote la calidad que atesoran nuestros fenómenos. Alejandro adelantó más su posición y arriba Gabriel y Jose entraban más en juego. En la segunda falta consecutiva al borde del área, recibiríamos premio a la fe e insistencia. Gabriel se marchaba tocado tras la tarascada recibida y llegaba el turno del depredador del área. Apenas segundos después de pisar el verde, remachaba a la red en la misma línea de gol un buen lanzamiento de golpe franco del hijo del míster. El empate nos metía de lleno en el encuentro.


Si buena era la igualada, mejor sería ponernos por delante. Dicho y hecho. En un balón a la espalda de su defensa, de nuevo Luis la cazó y con una frialdad impropia de un crío de 8 años, alojaba el balón en la red para algarabía de todos. En un pis-pas el partido había dado un giro de 180 grados. Había que aguantar hasta el descanso la corta pero valiosísima renta. No fue posible. A poco de acabar, encajábamos el empate. Globamente fue lo justo, pues fue un periodo muy igualado. Lo mejor podría estar por venir. Afortunadamente así fue.

 

Coralmente fue una gran segunda parte. Todos los artistas dieron el máximo e hicimos diminutos a los grandes a base de fútbol. El descanso al principio de Alejandro apenas se notó. La implicación y valentía de todos los que vestían la camiseta roja fue encomiable. Dominábamos el partido de cabo a rabo. Diego apenas tenía que intervenir. El entrenador decidió entonces poner a Alberto de medio-centro, una posición que al crío no le acaba de convencer y en la que se puede salir si se lo propone. En una acción, el hijo del clan de los Gómez robó un balón con elegancia, casi sin aparente esfuerzo, fácil para él; en plan kaiser, vio adelantado a Luisete y le puso un espectacular balón entre líneas que el ratón se encargaría de aprovechar para anotar con clase su merecido hat-trick.  Un escándalo de jugada que nos adelantaba, más que justamente en el marcador. 


Teníamos el partido absolutamente dominado, sólo una desgracia podría hacerlo peligrar. Una internada por su banda diestra la intentaría cortar el propio Alberto, con tan mala fortuna que el balón, tras botar en el césped, se intodujo por la escadra. Ni ellos se lo creian. Qué mala suerte. Lejos de venirse abajo, volvimos a percutir su área. Tras un córner, otra vez Alberto volvería a coger la bandera del protagonismo, sin él quererlo, claro. Nuestro defensa cogió el rechace, tiró a lo que saliese (porque nunca quiere meter gol) y tras tocar en un rival, se coló junto a la base del palo. Alegrón para todos que fueron a achucharle mientras en la valla hacíamos lo propio. 


La ventaja pudo ser incluso más amplia. Dicen que hablar de árbitros es de perdedores, pero es que ya desde la cuna futbolística que suponen estos partidos, demuestran que la mayoría son mediocres por no decir directamente malos. El joven del silbato nos anuló dos goles por fuera de juego a cada cual más surrealista; el primero de Luis con un defensa pegado al palo y el segundo de Gabriel cuando el balón venía de un contrario. Cierto es que para ellos también se equivocó, pero de forma menos grave. Además, los cuatro minutos de alargue fueron excesivos, como si buscase que empatasen casi deliberadamente. De nada les sirvió. Al final los tres puntos engrosan nuestro casillero. Pero lo importante es que, una vez más, distéis una lección de fútbol. No me queda otra cosa que repetir: Gracias y enhorabuena.

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