jueves, 30 de mayo de 2013

Copa Municipal, jornada 3: ...Y este cuento se acabó


Fecha: 24/05/2013

Resultado: Móstoles Sur - 0 ; Estoril ´A´ - 5

Casi una semana después del partido, con muy pocas ganas, lo reconozco, toca hacer balance en forma de crónica del partido donde nos jugábamos el ser o no ser en la Copa. Viendo el partido de ida, había esperanzas de hacer algo grande. Algunos creían firmemente, el que aquí escribe menos, pero algo sí. Quizá los palos que te da la vida te hace ser prudente, y además, si se logra algo complicado, sabe mejor. Pero el ideal guión no salió. Del sueño se pasó a la pesadilla en forma de manita, exagerada, pero real al fin y al cabo.


No me gustó nada cómo se configuró de inicio el equipo. Dani de delantero centro me chirría de la misma manera que cuando veo ahí a Gabriel. No porque el chaval no pueda, sino porque hace mucho que no juega en esa posición. Diego, Alberto y Santi en defensa, Alejandro de medio centro y Gabriel y Jose en las bandas, completaron los titulares. No fue una primera mala mitad, pero sí insuficiente.


El partido fue desarrollándose entre el excesivo respeto. Ninguno mostraba ni mucho menos su mejor juego, pero nosotros, aunque ligeramente, eramos algo mejores. Un tiro del propio Dani que se marchó alto, un exceso de generosidad de Alejandro que no tiró teniendo oportunidad, y un chut de Luisete, que entró en el ecuador de este periodo, eran los pesos en la balanza de lo positivo. En el lado contrario, la intensidad y el fútbol no fluían por ningún lado. Lo bueno es que ellos no hicieron nada, pero nada de nada. Pero cuando los primeros minutos expiraban, un defectuoso saque de puerta de Diego, que cogió a Alberto de espaldas, lo tocó hacia atrás Gabriel, y el balón, tontamente, se coló en nuestra portería.


La mezcla de infortunio y descoordinación pasaría factura. La segunda parte fue un espanto donde nadie, ni dentro ni fuera del campo supo cómo reconducir la situación. El segundo gol, a poco de comenzar, fue la puntilla que remató al equipo, que simplemente, se dejó ir. Al final fueron cinco como pudieron ser más. La diferencia no es ni mucho menos esa, aunque así lo reflejase de forma cruda el resultado.


Lo peor de todo no fue perder sino cómo se hizo. Dejando a lo pies de los caballos a quienes no juegan habitualmente cuando arreciaba la tormenta y premiando a quienes no lo merecen por implicación nula. Adiós a la copa de forma muy fea.

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