domingo, 29 de octubre de 2017

Liga 2017/18, jornada 3: Lo mejor fue el resultado

Una remontada suele recordarse por su épica o emoción, pero esta no será una de ellas. Reconociendo de la importancia de los puntos en juego -un simple empate hubiese lastrado la ilusión del ascenso- esta victoria no tiene un regusto agradable, al menos desde mi punto vista. Asumo mi papel de gruñón y pido de ante mano perdón a los chavales si esperaban leer de inicio alabanzas a este 2-3. Por mucho que nos enfrentásemos al que la clasificación señalaba como líder, con todos los respetos, no es un equipo que le pueda hacer sombra a los nuestros, y más si jugamos con superioridad numérica toda la segunda parte y hasta contra nueve los últimos diez minutos. Vale que el partido pudo acabar 2-8, pero aquí no cuenta lo que podría haber sido, sino lo que fue. Sigue habiendo mucho en lo que reflexionar.


Hasta la Ciudad Deportiva del Rayo Vallecano nos dirigimos para seguir la escalada en la tabla. Por cierto, estos que se auto-proclaman club humilde, obrero y de barrio, no se cortan un pelo en hacer negocio con los niños, a tres euros por cabeza la entrada para ver partidos de alevines en adelante. Un ladronicidio en toda regla. Pues con dieciséis Artistas al asalto de los inmaculados franjirrojos que íbamos. Al final se llevaron un chirlo por moneda que gastamos.


El comienzo del partido nos recordó la pesadilla de hace quince días. La Factoría de regalos Móstoles C.F. `A´ obsequiaba a su rival con un presente al que no hicieron ascos; gol en contra en menos de un minuto. El lastre, quieras o no, era ya inevitable. Moral por los suelos, desconcentración, pelotazos... Era complicado empezar peor. Dos flojos chuts de Alonso eran el único bagaje ofensivo. La impresión era muy pobre. Pero la cosa iba a agravarse aún más; una pérdida en la zona de tres cuartos, un disparo lejano que coge adelantado a nuestro portero y tracatrá, dos tantos abajo sin comerlo ni beberlo.


Podríamos aseverar, sin exagerar demasiado, que el partido era un reflejo de lo que se había entrenado entre semana. Poco y mal. Comentábamos en la banda algunos que vamos haciendo campeones a la mitad con los que nos enfrentamos. Tocaba escalada, sin arnés, y la caída podía tener serias consecuencias. Ellos, con la ventaja, se echaron ligeramente atrás, y empezamos a tener las primeras llegadas de peligro. La más clara estuvo en botas de Vega, pero cuando todos cantábamos el ansiado gol, su disparo no fue el mejor de todos. Jose con un golpeo muy flojo, y Kike, al que se le fue el esférico al lateral de la red tras una galopada por la zurda, marraron la posibilidad de irnos al descanso con una desventaja menos amplia. Sin duda, no era la mañana más lúcida de los azul.


Nada más iniciarse la segunda mitad, llegaría una jugada que cambió el devenir del choque; el árbitro castigó con roja un derribo sobre Kike de su central más espigado. Si somos sinceros, con una amarilla hubiese sido suficiente, pero está claro que mejor para nuestros intereses. La falta era peligrosísima, pero la zurda de Jose no funcionó y el golpeo se marchó al limbo, poca potencia y muy centrado. Pero era el momento de dar un paso al frente.


Comenzaron las permutas. Personalmente, no me gustó como se gestionaron los cambios, pero ese es otro asunto. Ahora el campo parecía volcado hacia su área. Tenía que llegar el primero. David anticipó y pusó un balón largo para la carrera de Kike, que, cambiado a banda derecha, controló y se adentró en el área para batir con un toque sutil al guardameta. Casi se nos sale el corazón, porque la pelota golpeó en la base del palo y alguno temíamos que la escupiese hacia afuera. Pero entró. La primera parte más complicada de la faena estaba hecha.


La inercia era seguir atacando. Eran nuestros mejores minutos. Jhork, que había salido muy batallador, puso un balón bombeado al corazón del área, y ahí apareció el ´11´ en plan killer para firmar su doblete y lo que era mucho más importante, las tablas en el marcador. Restaban aún veinte minutos, mucho tiempo. Pero ya se sabe que, cuando vas perdiendo (en este caso empatando) parece que el reloj corre muy deprisa. Había lógicos nervios y ansiedad por conseguir el tercero, pero éste no acababa de llegar


Ya no apuntaba nada en mi libreta, porque no daba tiempo. Las ocasiones se sucedían, y se marraban una tras otra. A veces porque nuestros hombres de arriba no atinaban con la diana, y otras, porque su portero salvaba in extremis goles casi cantados... no había manera. Ni contra nueve. Un menudo centrocampista rival se lesionó en un lance fortuito y ya habían efectuado todos los cambios. Pero es que no podíamos con ellos. Hay que reconocerles su mérito. Sólo en un pelotazo arriba podían meternos el miedo en el cuerpo, y a punto estuvimos de vivir sobre el césped un anticipado Halloween; Diego se quedó a media salida en un balón franco para él, y la pelotita se paseó por nuestra área durante unos segundos interminables... uno de nuestros zagueros la sacó como buenamente pudo. El desfibrilador nos hubiese venido muy bien a más de uno.


Se acercaba el minuto setenta. Dentro y fuera del terreno de juego nos llevábamos las manos a la cabeza una y otra vez porque el gol no llegaba. A falta de dos, con el equipo volcado, por fin lo haría. Kike recibía dentro del área y al no poder girarse, buscó una camiseta amiga el perfil zocato, donde apareció Lavado, que tras recortar a un defensa con sangre fría, la pegó con todo el alma que le permitió su zurda para ponerla en la red de tiro cruzado. Qué gran alegría. Merecidísimo, pero mucho más costoso de lo que debió ser.


Allá por la jornada veintiséis, sólo los muy futboleros recordarán detalles de este y otros partidos, porque por fortuna o por desgracia, casi siempre lo que cuenta en el deporte es ganar. Esta vez se logró de forma agónica, pero otras veces la suerte nos será esquiva. Y esto no para. El sábado que viene toca madrugar para recibir a otro de los punteros de la Liga, el R. Majadahonda ´C´. Otra "final" anticipada.


PD. Ya sé que no estaba bien destacar a nadie por encima del resto, y menos si son niños, porque además, tanto Alberto, Pitu y Aitor acudieron hasta Vallecas para animar a sus compañeros, pero me vais a permitir que elogie la figura de Edu en unas palabras, máxime porque lo viví de cerca buena parte del partido: cómo iba leyendo las diferentes fases del encuentro, corriendo a por cada balón que se escapaba por banda para no perder tiempo y sobre todo, cómo arengó a sus amigos pese a no entrar en la convocatoria. Todo un ejemplo el chaval. Ahí va esta foto por lo que hizo ayer.


1 comentario:

  1. Una crónica acertada Jesús, pero discrepo un poco en el fondo. La verdad es que por suerte o desgracia no entiendo nada de fútbol, pero me gusta verlo. Y en el caso de nuestros artistas, yo considero que el estar en el equipo es para aprender, mejorar, superarse, hacer equipo, ser competitivo y (yo creo que lo mas importante) divertirse.

    Estoy totalmente de acuerdo que el equipo que tenemos es infinitamente superior al Rayo Vallecano, pero también es cierto que este año aún no hemos cogido la forma (les veo despistados y a muy poquitos con la forma física del año pasado) y además notamos mucho las bajas que hemos tenido este año.

    Insisto, (siempre bajo mi desconocimiento del fútbol) que vi a un equipo que sin jugar bien al fútbol, que lucho (aunque contra 9 los últimos 10 minutos), todos eran una piña, y lo mas importante de todo (que solo los entrenadores y los artistas pudieron disfrutar) fue el momento de regresar al vestuario con la alegría de la victoria, disfrutándola como enanos.

    Hay que mejorar mucho... todos lo sabemos... pero se divirtieron y consiguieron la victoria.

    Enhorabuena por las fotos una vez mas, eres un genio... hacer fotos, llevar el cronómetro, apuntar la crónica... y vivirlo como lo vives... Eres de 10 Jesús.

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