sábado, 1 de abril de 2017

Liga 2016/17, Jornada 21: Un sentimiento, unos fenómenos: nuestros hijos

Hoy más que nunca, Los Artistas merecieron la foto que se les hizo al final del partido. Los rostros de todos y cada uno de ellos eran un poema; a la mayoría los lagrimones les recorrían las mejillas, en una mezcla de rabia e impotencia por su titánico esfuerzo, no lo suficientemente recompensado. Otros, los menos, intentaban disimular su disgusto disfrazando por fuera lo que verdaderamente sentían por dentro. Os lo dijeron los entrenadores, Domingo, los padres y madres al salir de vestuarios, y el que aquí escribe con cariño, lo recalca una vez más: cabeza bien alta. La clasificación dirá lo que quiera, pero vosotros sois los verdaderos campeones. Y aunque la cosa se ha torcido un pelín, que nadie de por muertos a nuestros fenómenos. Vamos a luchar hasta el final, que no quepa la menor duda, y pese a luchar contra los elementos, nada ni nadie podrá borrar una maravillosa temporada. Lo repito y lo repetiré, estamos orgullosos de vosotros. Hoy, más que nunca.


Otra vez quince, parece que el número habitual durante muchas jornadas, se daban cita en una ventosa tarde en El Naranjo. Buscábamos seguir en la pelea del ascenso, y con la ilusión por bandera nos enfrentábamos a un rival rocoso, que ésta vez, lo fue más con la connivencia del lisensiado inepto de negro:


La tensión del partido se empezó a vivir desde el minuto -1. Hasta el campo habían acudido varios jugadores del Rayo 13, que lógicamente no querían que ganásemos. En el calentamiento atravesaron el campo por la portería que defendería Diego, y empezaron a decirle alguna cosa; desconozco qué, pero al estar al lado, rápidamente disuadí a nuestro portero para que los evitase y pudieran descentrarlo. Luego, se colocaron en una zona sólo habilitada para técnicos y futbolistas, y aunque advertimos al míster de la jugarreta, el árbitro no logró echarlos de allí con la inestimable colaboración del entrenador local. Primera acción fea, por no decir ruín en la que el colegiado no se impuso. La ley de la selva, la ley de Fuenlabrada. Pero vamos al encuentro.


No parecía lógico que incurrieran en el mismo error que en la ida viendo cómo les fue, es decir, dejarnos la pelota y no presionar. De inicio sus líneas estaban más arriba, intentando que no circulásemos, pero claro, nosotros también sabíamos sus puntos débiles y no íbamos a facilitar que el pelirrojo recibiese la bola. El trabajo del equipo fue estajanovista, todos por y para el compañero, y en unos minutos la balanza se inclinaba del lado azul. La primera llegada de peligro la protagonizó Ivi, que se asomó desde su lateral al ataque y sólo la pierna de un defensa, evitaría el primero en nuestra cuenta. Al ratito, Isma dejó casi en un mano a mano a Kike, pero otra vez el pie salvador de un zaguero les libraba.


Cómo luchaban y se multiplicaban los nuestros. En el duelo de diecinueves, Vega le dio un repasito al de butano, que desesperado, no sabía ya cómo pararle. Cuando disponíamos de alguna falta a favor, agarraba (y no sólo él) a nuestros delanteros, con el colegiado en modo ´conmigo no va la cosa´. No quería saber nada un tipo que tenía más panza que yo, y ya es decir. Pero estábamos en pleno partido. Otro que se dejaba hasta el último aliento era Alonso, acompañado de Jose que también peleaba por los balones sueltos. La defensa inconmensurable, los extremos ayudando siempre, Isma bajando a recibir... todos solidarios, todos excepcionales. Y ese esfuerzo iba a traer premio. Vélez puso templadita una falta desde la izquierda, y pichichi-Kike la alojó en la red. Merecidísimo.


La desesperación del rival llegaba casi a grado sumo. Cómo sería la cosa que tras el gol, intentaron empatar desde el saque del centro del campo, al igual por cierto, de lo que intentaron en el arranque del choque. ¿Lícito? Desde luego, pero troglodita a más no poder. Fútbol que no veíamos desde benjamines, cuando los del Sargento de Hierro intentaban una jugada arcaica y rastrera, como luego me comentaba Gema. El caso es que íbamos 0-1 e iba a empezar el mini-recital.


Hasta el descanso les dimos un agua de cuidado. No vamos a ser falsos modestos, y quitar mérito a nuestros chavales, que para eso ya circulan unos cuantos en la tierra de JuanMaurinho. Qué bonito lo hicieron hasta el descanso, fue poco más de un cuarto de hora pero un gozo para las retinas disfrutar cuando juegan así. Anticipación, toque, velocidad... sólo faltaba el segundo. A la salida de un córner, Vélez lo rozó, pero tuvimos que esperar hasta un minuto antes del paso por vestuarios para disfrutar del gol; Alonso anticipó y sirvió al hueco un esférico que, de forma serena, se encargó Isma de poner a buen recaudo en la jaula. Me vais a permitir la sobrada: partidazo de los nuestros que supieron leer todas las situaciones por las que pasó la primera mitad.


No nos cogería de sorpresa, que si algo tenía este Paco Córdoba era fortaleza física, lo del fútbol se lo dejamos a los que saben, no es necesario decir quien. Había que aguantar sus acometidas. Con lo que no contábamos (ingenuos) es que el de negro podría hacer de las suyas. Lo digo en serio, a cualquiera le dan un silbato y se lleva calentito unos euros para casa, da igual cómo lo hagas y con los sentimientos que juegues. Si el tripón llega a ser justo, y pita el penaltazo que le hicieron a Kike a poco de iniciarse el segundo periodo, ahora estaríamos con tres puntos en el bolsillo. Pero con todo, casi que lo peor no fue eso, sino la forma de administrar justicia. Ejemplo claro. Nosotros: tres tarjetas, una por perder tiempo a Manu (reclamada por su entrenador), otra a Gabriel por pedirle que pitase igual para los dos y una última a Isma al marcar el tercero y llevarse la mano al oído ante la afición contraria (mal hecho, cierto es, pero se la sacó porque se la pidieron los de naranja). Ellos, que se hartaron de agarrar, poner planchas, darle un rodillazo a Iván en la espalda y derribar continuamente a los nuestros, dos, una de ellas por protestar. Y luego tenemos que callarnos.


Pero ni con esas nos hacián daño. El partido parecía controlado. Transitábamos por el minuto cincuenta, cuando una jugada aislada en la que los nuestros reclamaron fuera de juego, abría la posibilidad de que se enganchasen de nuevo. Lejos de ponernos nerviosos el plan continuaba adelante. Jose tuvo un chut con su zurda para hacer el tercero, pero quien más cerca anduvo de lograrlo fue Kike. Tambien con la izquierda, puso en la escuadra una falta directa en la que su portero voló para evitar el tanto. Qué lástima. Pero poco después, Marcos, que se había fajado como un fiera todo el partido, luchó como un jabato un balón, y sorteando hachazos y empujones, sirvió en bandeja a Isma el tercero. Qué alegría. Todo parecía encarrilado.


Era cuestión de aguantar el último arreón. De nuevo en el saque de centro intentaron el gol directo, y casi les sale; Manu, quizá deslumbrado por el sol, tocó como pudo la pelota y ésta se fue al palo. Sin saberlo, era el presagio de lo que estaba por llegar. La lesión de Alonso, por un fortísimo pisotón que afortunadamente luego quedó en nada, tampoco era un buen augurio. En un despiste por el centro, quizá el único en todo el encuentro, se encontraron con el segundo, y poco después, a la salida de un saque de esquina, hicieron el empate fusilando a nuestro cancerbero. Con que poquito nos penalizaron. de verdad, pasión de padre al margen, tuvieron más fortuna de la que sin duda merecieron.


Pero no todo estaba acabado. Con una dinámica negativa, es cuando los nuestros se vinieron arriba en pos del triunfo. Había que intentarlo con el último aliento. Javi lo rondó en su típica jugada de aquí-están-mis-huevos pero la pelota se le quedó atrás en el último instante. Ya en tiempo de prolongación llegaría la más clara para habernos alzado con los tres puntos; Dani arrancó como un pura sangre desde campo propio hasta adentrarse en su área y con la diestra estrellarla en el palo, luego Gabriel, que seguía la acción por el otro lado, la envió ligeramente alta.


Y el partido acabó. Increíblemente ellos parecían que habían salido campeones o cuanto menos celebrando un ascenso, pero sólo era un empate que no les valía para nada. Los nuestros, desfondados, con el ánimo tocado, brotando lágrimas, dieron una lección de fútbol y coraje como pocas se han visto en esta liga. Verles llorar sobre el césped, fue conmovedor; quien escribe tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para no hacer lo mismo. Y el que no comprenda ésto es que nunca ha jugado al fútbol y ha sentido en su interior la fuerza del equipo. Perdón por el taco, pero joder, qué grandes sois.


2 comentarios:

  1. La mejor crónica de todas! Lo que se diga de estos artistas es poco... Son los mejores!

    Muy buenas fotos Gema!

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  2. Sin ninguna duda, una lección de fútbol.
    Los Artistas siguen demostrando, pese a quien pese, que son un equipo extraordinario. Que ante las injustas situaciones se hacen mas fuertes, haciendo piña y con una compenetración admirable.
    Desde luego y más que nunca CAMPEONES.
    Bravo guerreros, tenéis que estar más que orgullosos por demostrar día tras día el gran equipo que formáis.

    Gracias de nuevo Jesús y Gemma, por trasladarnos de nuevo al campo.

    El Clan Gómez

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