viernes, 19 de abril de 2013

Liga Municipal, jornada 21: A la altura del campeón


Fecha: 19/04/2013

Resultado: Móstoles Sur - 2 ; Estoril II - 3

Decía el anuncio que el algodón no engaña, y las matemáticas, menos. El último partido decidía quién sería el ganador de la Liga Municipal, y nuestro rival se alzó con ella tras ganarnos angustiosamente. Eso es indiscutible. Lo que sí se puede discutir es quien ha sido el merecedor de tal honor, y en mis ojos, y los de la mayoría que entienda algo de fútbol, el Juventud ha sido, de largo, el mejor en la competición. Ya digo que los números mandan, aunque no lo son todo. Felicidades al campeón, y un enorme aplauso a nuestros Artistas que han demostrado no desmerecer un ápice ante niños más grandes que ellos.

De inicio, ante la visión de chavales que podrían dedicarse al baloncesto por talla, y a la lucha grecorromana por envergadura, la decisión parecía clara: había que intentar amarrar atrás para que el partido no se acabase pronto. Con un sistema 1-3-1-2 configurado por Diego; Santi, Alberto, Adrián; Jose; Alejandro y Gabriel. Había que aguantar el arreón y se hizo de maravilla. Poco previsible viendo cómo habían calentado, pero cuando el árbitro dio el pitido inicial, se transmutaron en su mejor versión.

Aunque ellos achuchaban, nuestra defensa y portero ponían el candado a la jaula. Quizá en el menos claro de sus ataques, encajamos gol. Se podía intuir que acusaríamos el golpe, pero con raza y coraje pronto nos repondríamos de la mano de Alejandro, o mejor dicho, de su pierna. El ´10´ enganchó un zapatazo que se coló cerca del larguero para algarabía de los críos, que veían reflejado su titánico esfuerzo con el empate. Una valiosa igualada que se aguantó hasta el descanso. El único punto negativo fue el poco fútbol ofensivo que se generaba, lógico por otra parte puesto que había que defender mucho y bien.

La segunda parte casi fue un calco de la primera, pero con más llegadas a las áreas. Ellos disfrutaron de más, pero la figura de nuestro portero se fue agrandando con el paso de los minutos. Nosotros también teníamos acercamientos peligrosos, pero fue en la presión donde encontramos premio. De nuevo Alejandro tomaría la bandera del equipo para agitarla en forma de gol. Metió la puntera para hacer el 1-2, y también la incertidumbre en un rival con más miedo que siete viejas.

En cualquier caso, Tere y yo comentábamos en la valla que nos haría falta al menos otro golito para intentar asegura unas futuras tablas. Otra vez Ale anduvo cerca de marcar, lástima que su chutazo no fuese tres o cuatro centímetros un poco más alto, lo suficiente como para que su guardameta no hubiese salvado con la yema de los dedos lo que hubiese sido la puntilla.

Restaban ocho minutos, y el cansancio era ya visible en el rostro y piernas de nuestros fenómenos. En un saque de una falta lateral lejana, la suerte les acompañó, ya que en un balón que se perdía, el pecho de un contrario dejó muerto sin que nada pudiese hacer nuestra defensa ni portero. Con el empate, Samuel casi les remató, pero le faltó remachar un gran control que mereció mejor suerte. En el otro lado, la figura de Diego se agrandaba con un par de soberbias intervenciones, sobre todo en un golpeo que se colaba junto a la cepa del poste.

Angustiados, y con los mecheros preparados para quemar las pancartas con las que celebrar una victoria que pensaban hecha antes de jugar, el contrario no encontraba el resquicio que les hiciese campeonar como dicen los argentinos. A falta de tres minutos, cuando más cerca veíamos la hazaña de llevarnos el empate, un tiro lejano, aparentemente más fácil de detener comparativamente con otros, dobló las manos de nuestro cancerbero que se arrodilló para recibirlo. Luego Jose, su padre, nos comentaba que no fue exactamente así, aunque desde nuestra posición es lo que nos pareció.

Sea como fuese, fue un tanto cruel que escoció a nuestros hijos; lo habían dado todo y se veían capaces de competir de tú a tú ante un rival que sólo demostraba tener más poderío físico. Algunos padres, disfrazados de trogloditas, que es como se comportaron durante todo el partido,  se metieron aún más sobre el césped para celebrarlo antes de que todos los niños se diesen la mano como corresponde en todo final de partido. Espero que no tomemos ejemplo de sus maneras en el futuro; ganando o perdiendo, la deportividad, y más en estas edades debe ser fundamental.

Otra vez, y van ya... ni se sabe, bravo chicos, volvéis a demostrar que cuando os ponéis las pilas, podéis competir con quien sea. En la Copa podréis dar un nuevo paso y demostrar que sois los mejores, al menos, para nosotros.




2 comentarios:

  1. injusta derrota y como bien dices en la copa deberiamos dar guerra,como la damos los padres,los gomez

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  2. La copa podemos llevarnosla, sin desmerecer a los artistas creo que deveriamos convencet a Luis para poder contar con Dani, que nos vendria de perlas.
    Fdo: el padre de ale

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