Fecha: 02/03/2013
Resultado:
Móstoles Sur ´C´ - 1 ; Móstoles Sur ´B´ - 4
Enhorabuena. Sí, enhorabuena chicos. Perdimos, pero... qué más da. Ante un equipo con niños un año más grandes, más fuertes, más altos y sobre todo, hiper-motivados, distéis la cara siempre, luchasteis hasta el último aliento, y lo más importante, volvisteis a demostrar que a jugar con una pelota, lo hacéis infinitamente mejor que ellos. Se impuso la lógica. Ese otro fútbol de choque, pillería y experiencia no es el nuestro. Fueron con todo y a punto estuvieron de llevarse un susto. Bravo, de nuevo nos hacéis sentirnos orgullosos.
Por primera vez en la temporada jugábamos a las once y media. Otra vez en cuadro, con sólo nueve jugadores para afrontar el encuentro, nos encontramos la primera sorpresa nada más pisar Los Mosquitos. La evidencia del
canguelo en el ´B´ tenía nombre: Guti. El hijo del director deportivo del club, que forma parte de los alevines, reforzaba a nuestro rival cuando no jugaba con ellos hace al menos una decena de semanas. Tan legal como revelador. Querían ganar sí o sí. El
sargento de hierro no nos puede ni ver, y una derrota ante nuestros fenómenos sería un golpe psicológico personal que jamás podría olvidar. Ya desde el calentamiento se vio que para ellos, éste era más que un partido. Pero los nuestros han demostrado en los entrenamientos que nada hay que temer mientras que haya un balón por delante.
Diego, Alberto, David, Alejandro, Jose, Gabriel y Luis serían los encargados de plantear batalla desde el inicio. Adrián y Javi esperaban impacientes en el banquillo. Hay que reconocer que su táctica les salió bien, tapar a Ale y a Gabriel. Sin creación ni rapidez todo sería más sencillo para ellos. Los primeros compases fueron decisivos. Ahí estuvo la clave; rápidamente cogieron el timón, y además, la suerte les sonrió. En una llegada por banda, David quiso despejar con tan mala fortuna que el balón se introdujo en nuestra portería. Medio noqueados por el contratiempo, enseguida recibimos el segundo en un despeje que enganchó el re-debutante sin oposición alguna.
En cinco minutos nos habían caído dos. Soy sincero cuando pensé en que nos golearían, no tanto por sus méritos sino porque psicológicamente a los nuestros podría afectarles en lógica un resultado así en tan poco tiempo. Pese a que mas tarde la madera nos salvaría del tercero, lo que nunca se me acaba de meter en la cabezota es que, si en alguien hay que creer, es en ellos. De nuevo, con fe, esfuerzo y juego, Los Artistas empezaron a revertir la tónica a partir de los doce minutos aproximadamente. Había partido.
Antes del descanso ya les metimos el miedo en el cuerpo. Dominando, llegando más, Luis tuvo en su cabeza el habernos marchado con un golito al menos. Miguel (su padre) y yo nos tirábamos de los pelos porque vimos dentro su testarazo tras el disparo de Jose. Un aviso de lo que estaba por venir.
Al finalizar el encuentro, Gabriel (el entrenador) me confesaba: "
Hemos hecho los mejores diez minutos desde que llevo con ellos". No mentía. Fueron más o menos seiscientos segundos repletos de fútbol. Acogotados atrás, el ´B´ resistía con pelotazos nuestro vendaval que acabaría con el más que justo premio colectivo con el gol del tocayo del segundo
míster. El derroche dio sus frutos. Todos y cada uno de ellos dieron el 101% y vieron la recompensa. Estábamos lanzados, no ya a empatar, si no a ganar. La inercia así lo indicaba.
Pero el fútbol tiene cosas, que para bien o para mal lo hace tan grande y diferente a cualquier deporte. En su primera llegada y tiro en toda la segunda mitad, otra vez la suerte nos dio la espalda. Ismael chutó, David intentó achicar de nuevo y tras dar en la cepa del palo, la
pelotita abofeteó las ilusiones de darle la vuelta al marcador. El tercero, con el equipo agotado por el esfuerzo fue un Everest inescalable. Pese a que nuestros fenómenos lo siguieron intentando, nada se pudo hacer ya, salvo recibir otro gol con el tiempo más que sobrepasado.
No me cansaré de insistir en que en derrotas así es cuando se ha de sacar pecho y seguir hacia adelante. Mimbres hay de sobra, hay que subsanar lo mal hecho antes y trabajar con un fantástico grupo de chavales que cada vez que pisan un campo, nos hacen sentir como ellos, niños otra vez.
PD1. Se me olvidaba comentar que, si bien el árbitro no fue el causante de nuestra derrota, resulta curioso observar como no nos señaló ni una sola falta a favor y sí una decena en contra. Lógico, nuestros corpulentos y marrulleros chicos se dedicaron continuamente a intimidar a un rival timorato que se dedicó a plantar flores sobre el césped. En fin, cosas veredes.
PD2. Gracias a Pablo podemos disfrutar de estas fantásticas fotos. A ver si te prodigas más, jodío.