Fecha: 10/02/2012
Resultado: Móstoles Sur ´A´- 1 / Arroyo ´A´- 4
El ser humano es débil por naturaleza. Ante la adversidad, lo fácil es tirar de excusas, y desde que se inventaron las excusas, se acabaron los problemas. Si la única conclusión de una nueva e inexplicable derrota, bajo mi punto de vista, es que los niños hicieron el tonto, apaga y vámonos. Voy a dejarlo aquí, porque prometí no cuestionar más las decisiones del entrenador, al menos no en este blog, y porque para Londres 2012 ya tienen antorcha... no saco nada con seguir encendido.
Calentando antes de la enésima batalla
4-1 en contra, sí, 4-1. Cualquiera que se pare en el resultado, imaginará un partido fácil para el que goleó. Nada más lejos de la realidad. De inicio comenzaron sobre el césped, Diego como portero, Adri por la izquierda, Alberto por la diestra y Gabriel ligeramente adelantado a ellos por el centro. Por delante, Santi en banda zurda, Alejandro en la contraría e Ismael como hombre en punta. David, Luis y Javi (¡que se volvió a quedar sin jugar un solo minuto!), esperaban en el banquillo.
Nadie parecía querer coger el timón del partido, pero poco a poco, nuestros chavales empezaron a asediar la portería rival. Alejandro, como siempre muy activo por su zona, anduvo cerca de anotar, pero un disparo suyo fue rechazado en la línea de gol. Los artistas, por juego y empuje acariciaban ponerse por delante en el marcador. El poste volvió a salvar al Arroyo, cuando un mal despeje de su defensa daba la sensación de hacer justicia por lo visto sobre el verde artificial.
Con empate a cero, el señor colegiado empezó su recital de decisiones erroneas, falló más que una escopeta de feria. Como dicen los argentinos, nos
cobró una falta inexistente al borde del área, semilla del gol rival. El fuerte disparo no pudo atajarlo nuestro porterazo, y el rechace nos castigó. Con una única llegada del rival, íbamos por detrás en el marcador. Poco antes del descanso, de nuevo Ale tuvo en su pierna derecha la oportunidad de impartir justicia, pero su lanzamiento se marchó ligeramente por encima del travesaño.
No había nada perdido, restaba la mitad de tiempo para darle la vuelta al adverso resultado. Una fría salida nos penalizaría, encajando rapidamente el segundo en contra. La batalla parecía perdida. Cuando peor pintaban las cosas, los artistas sacaron la garra y sobre todo, volveron a demostrar que saben jugar a esto de la pelotita. La defensa con David en la diestra y Adrían en el centro empezó a ser más sólida. Pero sobre todo, la velocidad por banda izquierda de Gabriel, y la referencia de Luisete arriba, insuflaban aire fresco al equipo.
El ratón del área volvería a hacer de las suyas; peleó por un balón, metíó la pierna y la alojó junto al palo. 2-1, vaya si quedaba partido. El gol espoleó a nuestros críos, que veían que se podía. Gabriel se marcó un jugadón espectacular yéndose por calidad y zancada de cuantos le salían al paso, incluído el portero, pero sólo el ser diestro cerrado le impidió marcar lo que hubiese sido un golazo.
La tendencia era claramente positiva, se mascaba el empate. De nuevo Gabriel volvería a hacer de las suyas en otra jugada personal que fue cortada de raíz por el guardamenta, al que no le quedó más remedio que derribarle. Penalty, ahí estaba la ocasión. Alejandro, algo tocado por una entrada anterior se disponía a poner el empate, pero la pegó mal, en la válvula según él, y la pelota se marchó alta. Su padre ni lo quiso ver de los nervios.
De repente, el
míster decidió varios cambios tanto de jugadores como de posiciones que provocaron un crack en el equipo. Siempre he estado de acuerdo en no tocar lo que funciona, pero aquí quien manda no soy yo. Para más
inri, el
Dios Fútbol nos iba a dar la espalda otra vez. Un fuerte saque en largo del guardamenta rival, se introduciría en nuestra portería previo sorprendente bote que cogió algo adelantado a nuestro cancerbero. Fruto de la impotencia y rabia por la desafortunada acción, Alberto y Diego derramaron alguna lágrima de impotencia.
Con la moral por los suelos llegaría otro más en contra. Poco importaba ya. Los chavales lo habían dado todo y cuando así sucede, sólo cabe felicitarlos y mirarnos más al ombligo... y mejorar muchas cosas de las que ellos no tienen la culpa.
Pase lo que pase los artistas siguen siendo unos fenómenos
Lo mejor: Que reste toda una segunda vuelta para demostrar que el puesto que ocupan los artistas no es justo.
Lo peor: Que no se saque el verdadero pontencial de todos y cada uno de los niños
La anécdota: Pablo, que ejerció de eventual segundo entrenador de los chupetines donde juega su hijo Jorge, al acabar el partido ni se había enterado de cómo acabaron. Tanto es así que pensaba que habían perdido cuando resulta que ganaron...