domingo, 30 de abril de 2017

Liga 2016/17, Jornada 23: Sois cojonudos

Pensaba en cómo reflejar el partidazo que hicieron nuestros chicos apenas hace unas horas; creo que he comentado alguna vez que lo más complicado es resumir setenta y pico minutos de fútbol en un titular. Me salía 'ni un solo reproche', pero esa palabra conlleva un matiz negativo, y eso es precisamente lo que no quería. Sois cojonudos. Punto. A nadie ya le asusta el exabrupto, y además refleja a la perfección, no sólo el encuentro ante el líder, sino toda la temporada que estáis haciendo. Se luchó hasta la extenuación, así que todos los halagos (aunque digan que debilitan) se quedan cortos. Bravo no, bravísimo.


Se había preparado esta cita decisiva con mimo, y aunque contábamos con varias bajas como las de Ale y Javito, el zurrón del ánimo estaba a tope. La mala noticia antes de empezar era Alonso; el chaval seguía casi sin poder apoyar el pie por aquel maldito pisotón de hace un par de jornadas, y había que improvisar una solución de emergencia.


El mejor símil que se me ocurre para describir lo que fue el partido, rememora la Guerra fría y las partidas de ajedrez entre Bobby Fischer y Boris Spassky. Llevado al terreno de juego, se enfrentaban las dos super-potencias (con permiso del Lugo Fuenlabrada) en un clima donde el ascenso estaba en juego. Caras de máxima concentración en ambas partes. Respeto mutuo, y a esperar el mínimo fallo del rival.


Comenzamos muy bien. Dentro de la igualdad, el ligero dominio era azul. Enchufadísimos en todas las líneas, las primeras llegadas nos pertenecían. Un inspirado Jose surtía de balones a Marcos, Kike e Isma, a los que tuvieron que parar un par de veces por la fuerza. La puesta en escena era perfecta, todo lo ensayado salía a pedir de boca.


Nada hacía temer la integridad de la portería de Diego. La jaula a la que sometimos a su delantero centro fue perfecta; hay lapas que se pegan peor a las piedras de lo que Vélez hizo con él. Qué partidazo se marcó nuestro central que se graduó a lo grande. Su '22' no rascaba bola, y si alguna vez conseguía darse la vuelta, por allí aparecían Boliche, Iván o Gabriel al cruce para desactivar cualquier señal de alarma. Impecables.


Pero no solamente la defensa brillaba. Alberto, en una posición nueva para el benjamín de los Gómez, barría lo que a su lado pasaba, y Vega desplegaba su poderío y colocación para intentar surtir a los hombres de arriba. Uno de ellos, Marcos, iba a tener la más clara, pero su chut se fue ligeramente desviado. En la parte menos amable, por momentos se observaba al equipo un poco partido, pero hay que tener en cuenta que el despliegue de todos y cada uno fue tan encomiable, que a veces el rigor táctico se diluía un tanto.


Fue una primera parte sublime. Para algunos de los presentes, la mejor del curso. Pero quedaba el segundo y más complicado periodo. Desgraciadamente, según van sumándose los minutos al crono, es cuando se notan las diferencias de edades. Con un equipo cuajado de chavales de primer año, resulta harto complicado resistir las acometidas de tíos fisicamente más fuertes. Pero con todo, se salió bien después del paso de los vestuarios. Jose iba a disponer de la ocasión más diáfana para nuestros intereses... lástima que le cayese a su pierna diestra tras una defectuosa devolución a su portero.


Tocaría aguantar un mini-chaparrón, en unos momentos de atolondramiento. El larguero nos salvó de encajar, y luego en un córner, anduvieron cerca de perforar la portería de un sobrio Diego que jugó el partido entero, seguro que Manu tendrá sus merecidos minutos en el siguiente. Superado el doble susto, se reestableció en parte el equilibrio, pese a que haya que reconocer que ellos estaban más frescos de piernas, algo que suplían los nuestros a base de coraje. La entrada de los dos Sergios buscaba precisamente eso, tener algo más el balón para no correr detrás de él. Funcionó a medias, porque los chicos estaban realmente agotados.


En los últimos compases se intentó a la heroica. Laterales sin coger marca lo más arriba posible, Boliche en plan delantero centro a ver si cazaba un esférico en el área, Aitor que lo daba todo con sus carreras pese a haber entrenado muy poco tras su operación... y los de Fuenlabrada intentando perder todo el tiempo porque ese punto para ellos era oro, y a nosotros nos dejaba prácticamente fuera de la lucha por el ascenso.


El colegiado pitó el final y alguno de nuestros fenómenos se vino abajo. Kike se tiró al menos un minuto en el césped llorando y fue consolado por su guardameta en un gesto que engrandece a un chaval que pensó por un momento que en otra ocasión podría estar en su piel. Reuní a todos en el centro del campo y les grité que se vinieran arriba; Gabriel me dijo que para qué, si no había valido de nada el esfuerzo que habían hecho, y le dije tanto a él como al resto que valía y mucho, puesto que han demostrado de sobra que en esta Liga no hay ningún equipo mejor que ellos.


"Ganar o perder poco importa cuando te dejas la piel en el campo". Con esa frase empezaba la crónica del partido de ida y que a las pocas horas utilizaba Javi Vélez en su estado de whatsapp. Me hizo ilusión que se acordase de ella, como poco después hizo también mi hijo, y espero que el resto de chavales hayan aprendido de estos partidos. El objetivo está muy complicado, pero cosas más difíciles se han visto. Vamos a ganar al Lugo la semana que viene, y a seguir manteniendo la llama de la esperanza.


P.D. Una alegría que se pasase a vernos nuestro viejo amigo Pablito con Adri, que por cierto, cómo está de grande el tío.

martes, 25 de abril de 2017

Liga 2016/17, Jornada 22: A la espera del Everest

Podríamos resumir el partido del sábado diciendo que no hubo partido. Pero tranquilos, no seré tan escueto y contaremos cómo se desarrolló para aquellos que no lo vieron, o para aquellos que simplemente quieran revivirlo. Esgrimía eso de que no hubo partido, porque el dominio azul fue total y absoluto, o si lo miramos desde la perspectiva de mi amigo Juanma, "jugamos nosotros contra nosotros mismos". Tres puntos más que caen al zurrón, y lo que dice el titular de esta crónica.


Otra vez acudíamos al Facundo Rivas ejerciendo de locales. Quince futbolistas iban a ser de la partida porque Alberto finalmente no pudo vestirse de corto. Había que sumar sí o sí tras la victoria del Rayo 13:


Dominio y toque. Esas son las palabras anotadas en mi libreta y que reflejan lo que pasaba sobre el césped. El primero no tardaría en caer; de un saque de banda, iba a surgir la conexión Javi-Sergio Pérez (no iba a ser la última) en la que nuestro pundonoroso delantero, anotaría con su zurda en el primer palo. Camino allanado.


Tocando de un costado a otro, sin prisa alguna, se intentaba elaborar el juego de ataque. La casi inexistente presión del rival facilitaba mucho las cosas, pero en el último tramo no se acababa de encontrar el camino del gol. Las llegadas se multiplicaban, pero con el paso de los minutos, la ansiedad también. Oportunidades claras, siendo honestos, no se producían, y ellos poco a poco empezaron a estirarse, pero sólo un par de centros laterales, perfectamente atajados por Manu, eran todo su bagaje ofensivo.


A poco de llegar la media hora, una rápida salida propiciaría por la diestra la asociación que ya había construido el primer tanto. Javi se internaba en la media luna del área y tocaba el balón para que otra vez Sergio lo alojase en la red. Tere se encargaba desde la parte superior de la grada de recordarme que había sido otra vez el ´5´ el asistente, y está claro que tan importante es quien consigue marcar, como el que se lo facilita. Con 2-0 la tranquilidad era ya total, porque además los de naranja eran muy nobles, hasta demasiado me atrevería a decir.


El descanso trajo el ya de por sí habitual baile en la portería. Poco a poco iba a haber minutos para todos. No variaba en absoluto el panorama, es más, los tímidos acercamientos por su parte desaparecieron por completo y a Diego sólo le faltó sacar la silla de tijera para ver el resto de goles plácidamente. En el tercero iba a destacar Isma, que apenas llevaba un minuto sobre el campo; el ´9´ la dejó correr engañando a su par y puso un pase que cazaría Kike tras un rechace desesperado de un zaguero. No faltaba a su cita el pichihi.


Continuaba el monólogo azul. En un saque de esquina en corto, Gabriel la colgaba al corazón del área para que Ismael la pusiera de forma sutil con la cabeza lejos del alcance de su portero, que dicho sea de paso, sin hacer grandes paradas, fue de lo mejor de los fuenlabreños y evitó que la goleada fuese mucho más amplia.


Sin más misterio en conocer dónde pararía la cuenta, el choque agonizaba. De entre lo más destacado, ver de nuevo a Sergio Robles aparecer por el verde, ahora ya sólo hace falta que recupere ese nível que de sobra tiene en sus botas. Cuando apenas quedaban un par de minutos para alcanzar los setenta reglamentarios, una internada por la derecha de Marcos, que hábilmente dejó pasar José, fue la guinda para que el otro Sergio firmase un más que merecido hat-trick, del cual nada más que le faltó llevarse la pelota firmada, como pocos días antes hicieron el resto de sus compañeros con Aitor, que tampoco falló para animar desde la valla a sus amigos.


Ahora llega lo verdaderamente difícil, el desafío es complicado. Seguro que cuando se pretendió hollar la cima más alta del mundo, la mayoría pensó en que quien iba a intentarlo, estaba condenado a no lograrlo. Pero como en aquel, y en muchos otros retos, detrás había alguien que en su interior latía un 'nada es imposible'. Aquí no hay sólo uno, sino todo un equipo, que el próximo sábado va a dejarse el alma por alcanzar su particular Everest. Algo me dice que vamos a lograrlo, todos confiamos en vosotros, y si no puede ser, sabed que habéis hecho una temporada de sobresaliente. ¡Vamos que podemos!.


sábado, 1 de abril de 2017

Liga 2016/17, Jornada 21: Un sentimiento, unos fenómenos: nuestros hijos

Hoy más que nunca, Los Artistas merecieron la foto que se les hizo al final del partido. Los rostros de todos y cada uno de ellos eran un poema; a la mayoría los lagrimones les recorrían las mejillas, en una mezcla de rabia e impotencia por su titánico esfuerzo, no lo suficientemente recompensado. Otros, los menos, intentaban disimular su disgusto disfrazando por fuera lo que verdaderamente sentían por dentro. Os lo dijeron los entrenadores, Domingo, los padres y madres al salir de vestuarios, y el que aquí escribe con cariño, lo recalca una vez más: cabeza bien alta. La clasificación dirá lo que quiera, pero vosotros sois los verdaderos campeones. Y aunque la cosa se ha torcido un pelín, que nadie de por muertos a nuestros fenómenos. Vamos a luchar hasta el final, que no quepa la menor duda, y pese a luchar contra los elementos, nada ni nadie podrá borrar una maravillosa temporada. Lo repito y lo repetiré, estamos orgullosos de vosotros. Hoy, más que nunca.


Otra vez quince, parece que el número habitual durante muchas jornadas, se daban cita en una ventosa tarde en El Naranjo. Buscábamos seguir en la pelea del ascenso, y con la ilusión por bandera nos enfrentábamos a un rival rocoso, que ésta vez, lo fue más con la connivencia del lisensiado inepto de negro:


La tensión del partido se empezó a vivir desde el minuto -1. Hasta el campo habían acudido varios jugadores del Rayo 13, que lógicamente no querían que ganásemos. En el calentamiento atravesaron el campo por la portería que defendería Diego, y empezaron a decirle alguna cosa; desconozco qué, pero al estar al lado, rápidamente disuadí a nuestro portero para que los evitase y pudieran descentrarlo. Luego, se colocaron en una zona sólo habilitada para técnicos y futbolistas, y aunque advertimos al míster de la jugarreta, el árbitro no logró echarlos de allí con la inestimable colaboración del entrenador local. Primera acción fea, por no decir ruín en la que el colegiado no se impuso. La ley de la selva, la ley de Fuenlabrada. Pero vamos al encuentro.


No parecía lógico que incurrieran en el mismo error que en la ida viendo cómo les fue, es decir, dejarnos la pelota y no presionar. De inicio sus líneas estaban más arriba, intentando que no circulásemos, pero claro, nosotros también sabíamos sus puntos débiles y no íbamos a facilitar que el pelirrojo recibiese la bola. El trabajo del equipo fue estajanovista, todos por y para el compañero, y en unos minutos la balanza se inclinaba del lado azul. La primera llegada de peligro la protagonizó Ivi, que se asomó desde su lateral al ataque y sólo la pierna de un defensa, evitaría el primero en nuestra cuenta. Al ratito, Isma dejó casi en un mano a mano a Kike, pero otra vez el pie salvador de un zaguero les libraba.


Cómo luchaban y se multiplicaban los nuestros. En el duelo de diecinueves, Vega le dio un repasito al de butano, que desesperado, no sabía ya cómo pararle. Cuando disponíamos de alguna falta a favor, agarraba (y no sólo él) a nuestros delanteros, con el colegiado en modo ´conmigo no va la cosa´. No quería saber nada un tipo que tenía más panza que yo, y ya es decir. Pero estábamos en pleno partido. Otro que se dejaba hasta el último aliento era Alonso, acompañado de Jose que también peleaba por los balones sueltos. La defensa inconmensurable, los extremos ayudando siempre, Isma bajando a recibir... todos solidarios, todos excepcionales. Y ese esfuerzo iba a traer premio. Vélez puso templadita una falta desde la izquierda, y pichichi-Kike la alojó en la red. Merecidísimo.


La desesperación del rival llegaba casi a grado sumo. Cómo sería la cosa que tras el gol, intentaron empatar desde el saque del centro del campo, al igual por cierto, de lo que intentaron en el arranque del choque. ¿Lícito? Desde luego, pero troglodita a más no poder. Fútbol que no veíamos desde benjamines, cuando los del Sargento de Hierro intentaban una jugada arcaica y rastrera, como luego me comentaba Gema. El caso es que íbamos 0-1 e iba a empezar el mini-recital.


Hasta el descanso les dimos un agua de cuidado. No vamos a ser falsos modestos, y quitar mérito a nuestros chavales, que para eso ya circulan unos cuantos en la tierra de JuanMaurinho. Qué bonito lo hicieron hasta el descanso, fue poco más de un cuarto de hora pero un gozo para las retinas disfrutar cuando juegan así. Anticipación, toque, velocidad... sólo faltaba el segundo. A la salida de un córner, Vélez lo rozó, pero tuvimos que esperar hasta un minuto antes del paso por vestuarios para disfrutar del gol; Alonso anticipó y sirvió al hueco un esférico que, de forma serena, se encargó Isma de poner a buen recaudo en la jaula. Me vais a permitir la sobrada: partidazo de los nuestros que supieron leer todas las situaciones por las que pasó la primera mitad.


No nos cogería de sorpresa, que si algo tenía este Paco Córdoba era fortaleza física, lo del fútbol se lo dejamos a los que saben, no es necesario decir quien. Había que aguantar sus acometidas. Con lo que no contábamos (ingenuos) es que el de negro podría hacer de las suyas. Lo digo en serio, a cualquiera le dan un silbato y se lleva calentito unos euros para casa, da igual cómo lo hagas y con los sentimientos que juegues. Si el tripón llega a ser justo, y pita el penaltazo que le hicieron a Kike a poco de iniciarse el segundo periodo, ahora estaríamos con tres puntos en el bolsillo. Pero con todo, casi que lo peor no fue eso, sino la forma de administrar justicia. Ejemplo claro. Nosotros: tres tarjetas, una por perder tiempo a Manu (reclamada por su entrenador), otra a Gabriel por pedirle que pitase igual para los dos y una última a Isma al marcar el tercero y llevarse la mano al oído ante la afición contraria (mal hecho, cierto es, pero se la sacó porque se la pidieron los de naranja). Ellos, que se hartaron de agarrar, poner planchas, darle un rodillazo a Iván en la espalda y derribar continuamente a los nuestros, dos, una de ellas por protestar. Y luego tenemos que callarnos.


Pero ni con esas nos hacián daño. El partido parecía controlado. Transitábamos por el minuto cincuenta, cuando una jugada aislada en la que los nuestros reclamaron fuera de juego, abría la posibilidad de que se enganchasen de nuevo. Lejos de ponernos nerviosos el plan continuaba adelante. Jose tuvo un chut con su zurda para hacer el tercero, pero quien más cerca anduvo de lograrlo fue Kike. Tambien con la izquierda, puso en la escuadra una falta directa en la que su portero voló para evitar el tanto. Qué lástima. Pero poco después, Marcos, que se había fajado como un fiera todo el partido, luchó como un jabato un balón, y sorteando hachazos y empujones, sirvió en bandeja a Isma el tercero. Qué alegría. Todo parecía encarrilado.


Era cuestión de aguantar el último arreón. De nuevo en el saque de centro intentaron el gol directo, y casi les sale; Manu, quizá deslumbrado por el sol, tocó como pudo la pelota y ésta se fue al palo. Sin saberlo, era el presagio de lo que estaba por llegar. La lesión de Alonso, por un fortísimo pisotón que afortunadamente luego quedó en nada, tampoco era un buen augurio. En un despiste por el centro, quizá el único en todo el encuentro, se encontraron con el segundo, y poco después, a la salida de un saque de esquina, hicieron el empate fusilando a nuestro cancerbero. Con que poquito nos penalizaron. de verdad, pasión de padre al margen, tuvieron más fortuna de la que sin duda merecieron.


Pero no todo estaba acabado. Con una dinámica negativa, es cuando los nuestros se vinieron arriba en pos del triunfo. Había que intentarlo con el último aliento. Javi lo rondó en su típica jugada de aquí-están-mis-huevos pero la pelota se le quedó atrás en el último instante. Ya en tiempo de prolongación llegaría la más clara para habernos alzado con los tres puntos; Dani arrancó como un pura sangre desde campo propio hasta adentrarse en su área y con la diestra estrellarla en el palo, luego Gabriel, que seguía la acción por el otro lado, la envió ligeramente alta.


Y el partido acabó. Increíblemente ellos parecían que habían salido campeones o cuanto menos celebrando un ascenso, pero sólo era un empate que no les valía para nada. Los nuestros, desfondados, con el ánimo tocado, brotando lágrimas, dieron una lección de fútbol y coraje como pocas se han visto en esta liga. Verles llorar sobre el césped, fue conmovedor; quien escribe tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para no hacer lo mismo. Y el que no comprenda ésto es que nunca ha jugado al fútbol y ha sentido en su interior la fuerza del equipo. Perdón por el taco, pero joder, qué grandes sois.