Tercera jornada, segunda visita a La Aldehuela. Dentro de unas remozadas instalaciones, nos tocaba el campo que no nos quiere, según mi amigo Juanma. Gafe o no, por lo que sea esta vez tampoco nos trajo suerte. Ausencias de David y Vega desconvocados y Marcos de última hora. Calorcete de domingo casi veraniego y enfrente viejos conocidos del Inca. Parecían un rival asequible, observando su resultados previos, pero como se suponía, pocas concesiones iban a hacernos.
El dominio inicial nos pertenecía; sin meter una marcha alta, las primeras llegadas eran azules, con Jose como eje en los pases cuyo destinatario era un Ismael que jugaba muy bien de espaldas a portería. Aunque pronto se iba a evidenciar el pecado futbolístico que cometimos durante todo el partido: olvidar las bandas y abrir el campo. Pese a todo, en el 7 se iba a generar la primera clara oportunidad, una pena máxima sobre Kike que él mismo se iba a encargar de ejecutar. Ahí empezamos a comprobar que el mejor de los naranjas era su portero, deteniendo el penalty y el posterior rechace.
Sin ponernos excesivamente nerviosos por el fallo, seguíamos insistiendo por el carril del centro, erre que erre. Isma al cuarto de hora cruzó en exceso la mejor jugada trenzada en conjunto... sin jugar un pimiento, sólo teniendo la posesión, todo apuntaba al gol visitante, pero bastó una semi-ocasión de los fuenlabreños para adelantarse en el marcador; Diego salía tarde y arrollaba a su delantero en la esquina del área. A remar para remontar el 1-0.
Un par de faltas botadas por Alberto y Kike, pero sobre todo otra ocasión de nuestro ´'9' que salió rozando el palo fue el único bagaje de una primera mitad en la que se dominó pero ni mucho menos se convenció. Lo mejor era pasar por el vestuario. Resetear y empezar de nuevo. Tiempo había de sobra.
Se saltó con el firme propósito de revertir la situación, pero antes de empatar queríamos hacer el segundo. Demasiada precipitación pese al cambio radical de hombres y nombres en la zona ancha del campo. También es cierto que si el árbitro llega a ver el clarísimo penalty por unas manos extendidas a disparo de Jose, la película podría haber cambiado del blanco y negro al color; pero sería injusto cargar las tintas sobre un colegiado que lo hizo todo perfecto salvo ese error de bultom Estoy seguro que debía estar tapado para comerse dicha acción punible.
Pasaban los minutos y el partido se embrutecía. Y en ese terreno los nuestros son unos auténticos pardillos; ni saben ni tienen el coraje para remediar ese tipo de fútbol marrullero por el de toque y clase, que es el que deberían mostrar. Mientras, las múltiples llegadas morían una y otra vez en un portero segurísimo pero que no tuvo que hacer ningún paradón, las cosas como son. Logicamente, los de casa jugaban a la contra. Fatigados y sin cambios intentaban aguantar el chaparrón como podían... y lo hicieron muy bien, incluso cuando se quedaron con diez por la lesión precisamente de su guardameta. Lejos de jugar con cabeza, caímos en su juego de provocaciones y enmarañar el partido. Muchos padres criticaban al final del partido que el rival hiciera eso, pero yo me pregunto ¿qué queréis que hicieran? Fueron mucho más inteligentes sabiendo leer un partido que se les complicaba por momentos.
Tampoco la fortuna nos acompañaba. El larguero y la línea de gol les salvaba de la igualada a falta de cinco minutos en un chut a bocajarro de Ismael que no encontraba un premio que, al menos por insistencia, merecían nuestros chavales. El crono corría más que el correcaminos; pasados tres del tiempo reglamentario un cabezazo de un defensa casi se convierte en auto-gol... no había manera. Pero en el córner posterior otro zaguero detenía con la mano un balón que se colaba tras un barullo en el área pequeña. Esta vez Isma no iba a fallar, y con el tiempo más que cumplido, hacía la merecida igualada. Reflejo de lo cándidos que son los nuestros, la mayoría fue a celebrarlo a la banda como si hubiésemos ganado la Liga en vez de ir por el balón, si bien es cierto que el árbitro no iba más que a dejar sacar de centro para pitar el final. Un síntoma de la poca picardía que tienen nuestros hijos.
Dejamos escapar al trío de cabeza, quizá sea lo de menos si lo comparamos con las sensaciones de dudas mostradas en los dos últimos partidos. La semana que viene toca otro rival de los de abajo, pero a tenor de lo visto, a la mínima nos la lían. Así que, cero confianzas que no podemos permitirnos otro traspié.