Otro sinsabor, otra desilusión. Ya no se trata de perder, sino de cómo se hace. La mala leche del momento se convierte rapidamente en un bajón animico. Sé que para algunos padres esto no es más que un juego, pero para otros, entre los que me incluyo, además tiene un componente de formación y evolución. Perdonadme, pero yo no veo esto por ningún lado. En fin, que si es difícil poner de acuerdo a dos personas, lo es más a un par de docenas.
Ciñiéndonos al partido, volvimos a palmar. Esta vez nos ganaron unos chavales con mucho oficio y poco más. Me da rabia que sea así, aunque toca asumirlo. Con menos sol, pero con un cielo plomizo y un bochorno insoportable, acudíamos hasta Moraleja de Enmedio para intentar llevarnos la primera alegría al cuerpo. Pero antes del partido, lo que nos llevamos fue la primera en la frente; Alejandro, con gastroenteritis era baja de última hora.
Aunque sin ser realmente fieles a nuestro estilo, la primera mitad fue aseada. Sin alardes ni florituras, pero sin cometer demasiados fallos, y sobre todo, échándole ganas, superamos en la mayoría de los lances a nuestro rival. En defensa, con uno de los mejores partidos de David, apenas se pasaban apuros. La creación de juego no fue nuestro fuerte, pero si había alguna llegada tenía nuestro color. Sobrepasado el ecuador de este periodo, surgió la genialidad de Jose; cerca del área es donde más luce, como ha demostrado en muchas ocasiones ya. Y nos deleitó con una preciosa vaselina para anotar un auténtico golazo, a la altura de muy pocos.
El partido parecía controlado. Gema y Sagrario, comentaban en la grada donde se juntaron las mamás, que ojalá se acabase con ese escueto 1-0, lástima que el pozo de los deseos sólo exista en los cuentos. Cuando el primer acto expiraba, llegó el empate. En dicha jugada Diego evitó el tanto con dos sensacionales intervenciones, pero sus hábiles manos no pudieron detener el tercer chut consecutivo contra su portería. Así que, con igualdad se alcanzaba el descanso. Creo que ninguno presagiábamos cuánto iba a cambiar el encuentro.
Como si les hubiesen dado al interruptor del off, a nuestros chavales les empezó a faltar oxígeno. Si a esto le unimos el ya habitual descalzaperros táctico con el que se les vuelve tarumbas en determinadas fase de los partidos, nos vimos con tres goles en contra en un abrir y cerrar de ojos. El 1-4 era una pesada losa casi imposible de remontar. Su superioridad física (ojo a la foto de abajo) y sobre todo, la picardía y oficio de nuestro rival, supondría un quiero y no puedo, a veces ni si quiera eso, pues parecía que la sangre no corría en esta ocasión por las venas de nuestros artistas.
A última hora se consiguió reducir distancias gracias a que esta vez la suerte se alió con nosotros en un saque de esquina. Uno de sus defensas cabeceó mal e introdujo el balón en su portería. Con el 2-4 y varios minutos por delante no hubo ideas claras en ataque como para igualar la contienda. Eso sí, como los huevos Kinder, cada día hay una sorpresa... descubrimos que ahora Santi es el delantero centro del equipo. Lo dicho, segundo varapalo consecutivo y aunque espero equivocarme, creo que no será el último.
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