Liga Federación, jornada 8: Con la cabeza bien alta

Fecha: 15/12/2012

Resultado: Arroyomolinos ´A´- 2 ; Móstoles Sur  ´C´- 1

Hace un tiempo, Luis, el papá de Dani, me lo advitió: "Olvidaos de ganar los partidos contra los Arroyomolinos que vayan igualados". Qué razón tenía. El Cigüeño nos la lió, vaya si nos la lió. En un encuentro donde los nuestros jugaron a un muy buen nivel, las contínuas chinitas en el camino de el del pito, acabaron por matar las ilusiones de los chavales. Pero lo peor de todo fue chulería del tipo. El remate fue lo que le hizo a Miguel (Luisete) y lo dejo ahí porque hay menores que pueden leer ésto, pero es sencillamente intolerable. Vayamos al partido, que en su conciencia lleve lo que hizo.

Con la habitual ausencia de alguno los sábados, a la que se unió la puntual de Javi y Adri por gastroenteritis, nueve Artistas se presentaban en Los Mosquitos para dar guerra al tercer clasificado. Parece mentira la diferencia en puntos que hay entre ambos. Salvo porque todos, o casi todos parecían de segundo año, lo que es al fútbol no nos superaron excepto en el marcador. Caímos por la mínima, pero con orgullo, jugando más y mejor y perjudicados por el infame arbitraje. Diego, David, Alberto, Alejandro, Jose, Gabriel y Luis fueron los siete elegidos para jugar de salida.

De forma perfecta empezaría el choque. A los tres minutos, Luisete, resolvería un esférico colgado sobre el área. Siento ser pesado, pero su hábitat natural es estar ahí, cualquier opción que sea tenerle veinte metros lejos de la línea de gol es matar su habilidad, condenándole a él, y por ende, a todos. Total, que 0-1, el partido parecía controlado. Atrás no se pasaban demasiados apuros, salvo en los córners, algo ya habitual, un estigma en este equipo. Inexorablemente el tiempo pasaba, cada vez se veía más cerca llegar al descanso en ventaja. Aunque a menos de cinco para el descanso obligatorio, nos igualaron. Podía pasar, porque aunque jugábamos bien, siendo sinceros no acabamos de llegar con ocasiones de peligro claras.

Si en la primera mitad se jugo bien, en la segunda, aún mejor. Los chavales salieron con ganas, y esas oportunidades claras que echabamos en falta, acabaron por aparecer. Primero la tuvo Gabriel, que con velocidad y tras un recorte encaró al portero, pero éste llegó a tocar la pelota lo justo y un defensa casi en la línea, evitó nuestro segundo. Poco después, Samuel luchó como un jabato por un balón y su fe a punto estuvo de convertirlo en gol, pero también, sobre la línea, evitaron que nos pusiéramos por delante en el marcador. Hubiese sido lo más justo, pero no sucedió.

Quizá el único pero fue que esta vez a Alejandro no le dejasen maniobrar tan fácilmente en el centro del campo. Como es habitual estuvo muy bien abarcando espacio, cortando y distribuyendo, de hecho un par de balones que robó no llegaron de milagro a Luisete y Gabriel gracias a la buena colocación de su cierre, pero como decía, sus llegadas y disparos lejanos no se llegaban a producir. Esa rémora la acabaríamos por pagar. El 2-1 llegó en un balón que le botó a Diego justo delante y le pilló un par de metros adelantado, suficientes para que el balón entrase. Un churro injusto con el esfuerzo de los chicos, pero no había otra que remar en los escasos minutos que restaban.

Salvo un lejano golpe franco del que dispuso Ale, no hubo mucha más cera que quemar en ataque. Si alguna vez nos acercábamos a su área, ya se encargaba el de negro de señalarnos absurdas faltas en contra, mientras que los palos en forma de patadas y codazos del rival los permitía de forma impune. Cómo estaría de harto Gabriel de recibir "caricias" de su marcador, que respondió, cuando raramente reacciona ante quien no conoce. Curiosamente esa falta sí la vio, las que cometían ellos, como un par de ellas flagrantes sobre Alberto y Diego, ni siquiera eran dignas de su atención, más pendiente de provocarnos con sonrisitas y cosas aún peores.

Los Artistas acabarían derrotados pero orgullosos. Ellos, al igual que Felipe II no eran conscientes de tener que luchar contra los elementos. Tenemos una revancha en la segunda vuelta. Tenemos que sentirnos orgullosos de todos ellos.