Liga Municipal, jornada 8: ¡Con un par!

Fecha: 21/12/2012

Resultado:  U.D. Móstoles - 2 ; Móstoles Sur - 2

Más allá del resultado, más allá de la remontada, el derroche de pundonor, garra y fe de Los Artistas queda por encima de todo. ¡Qué espectáculo nos ofrecieron los críos para cerrar el año! En un partido que estaba casi perdido, donde pocos hubiésemos apostado por sacar algo positivo, los chavales nos demostraron que si en algo hay que creer, es en ellos. Bravo. Cuando lo dáis todo, poco importa ganar o perder. Sois grandes y estamos orgullosos de vosotros.

Las vacaciones navideñas nos privaban de contar con nuestro porterazo, Diego, y con el valiente Javi. A esa ausencias en la retaguardía se unía la de David, castigado por sus malas notas. Pero las bajas no acabarían ahí. Jose, con un leve esguince de tobillo, tampoco podía jugar, aunque vino a animar a sus compañeros. Con el equipo en cuadro, Jose, el segundo entrenador, tenía que hacer encaje de bolillos para acomodar a los ocho Artistas que se presentaron en los Iker Casillas. Adri volvería a ponerse los guantes para defender la puerta; en defensa, Santi retrasaba su posición en la izquierda, Alberto ocupaba la diestra y Alejandro se situaba entre medias de ambos. Arriba, Gabriel cambiaba la banda para entrar por la zurda, Samuel tendido a la derecha y arriba Luisete. Juan era el único recambio en el banquillo.

Daba comiezo la segunda de las tres vueltas de la Liga Municipal. De nuevo nos enfrentábamos al U.D. Móstoles, que si la primera vez vino con chavales grandes, ahora, más. Enfrente, nuestros fenómenos parecían alfeñiques. Estaba claro que fisicamente, salvo tres o cuatro de ellos, el resto nos iba a pasar por encima. Pero esto es fútbol, y los nuestros saben un rato de eso cuando están enchufados. Y lo estuvieron.

Nada más empezar el partido el Móstoles Sur enseñaba quién era. El dominio era claro, y sólo la sobria actuación de nuestro viejo conocido, el Nano, evitaba que fuésemos por delante en el marcador. Pero como nos suele ocurrir ultimamente, la primera llegada suya se transformó en gol. Adrián estaba un pelín adelantado, y el maldito bote del balón le sobrepasó. Sólo en los compases posteriores hubo tembleque. Nos salvamos del segundo gracias al palo, aunque no hubiese sido justo, ya que vino de un lanzamiento lejano, mal golpeado, que fue a parar ahí más por casualidad que por otra cosa.

Hasta el final del primer periodo, los nuestros achucharon, pero sin premio. Luis no acababa de enganchar ninguna pelota arriba, y las faltas a favor lanzadas por Alejandro morían en las manos de un segurísimo Sergio. La sensación es que se podía revertir la situación, que lo bueno estaba por llegar.

Si en la primera mitad se jugó bien, en la segunda se hizo mejor, mucho mejor. Con alguna variación táctica, el equipo creció. La colocación de Gabriel en la diestra fue una de las claves. Pero vayamos por partes. Jugar, lo que se dice jugar, lo hacían los nuestros. Salvo el poderío físico en el medio, con dos torres que impedían la fluidez en esa zona, el partido era nuestro. La solución, jugar por bandas. El rubio empezó a ser una pesadilla para ellos por la diestra. Por rapidez, nadie podía con él. Sus contínuas internadas eran nuestra mejor baza ofensiva... lástima que el otro ratón, el del área, no tuvo su tarde en el remate. Y cuando la pudo tener, el árbitro nos escamoteó un claro penalty por agarrón al propio Luisete.

A reglon seguido el colegiado sí vería la infracción en nuestra área; esta vez sí hubo castigo. Nada pudo hacer Adri para detener la pena máxima. Poco más se le pudo pedir, porque estuvo muy bien bajo los palos. El caso es que ibámos 2-0 en contra sin merecerlo. Restaban diez minutos y la moral no era la idónea. Pero la suerte, esquiva hasta entonces, quiso hacernos un guiño. Ale, que se había peleado hasta la extenuación contra sus gigantes, pegó un chupinazo desde el centro del campo que acabaría colándose entre las redes. Había partido.

El gol espoleó a los nuestros. Había luz al final del tunel. En los últimos compases, Gabriel sencillamente se salió. Soy el más crítico con mi hijo, quizá a veces demasiado, pero el equipo necesitaba verle como él sabe. En los últimos compases sus contínuas carreras por la derecha fueron un semillero de ocasiones. Tras una de ellas, Luis falló un gol cantado. Miguel (su padre) y yo nos tirábamos de los pelos; esas suelen ir siempre a la jaula. Los minutos pasaban, y pese al abrumador dominio, la igualada no llegaba.

A falta de unos tres/cuatro minutos, una balón peleado como un jabato por Gabriel se marchaba a saque de esquina. La picardía que a veces les pedimos a los enanos, y que tan pocas veces demuestran, salió por fin a relucir. Alberto sacó rapido, en corto; el ´6´ que había venido a recibir, tras darse la vuelta y avanzar un par de metros, conectó un punterazo que pilló desprevenido a nuestro rival. Qué bonita recompensa al tesón del grupo.

Pese al empuje final, el marcador ya no se movería del 2-2, aunque los nuestros siguieron mostrando que querían más. Agotados por el esfuerzo, Los Artistas se llevarón una gran ovación y el calor de cuantos les fuímos a ver. Todos y cada uno se dejaron la piel, y como siempre les decimos, cuando es así, el resultado es lo de menos. Enhorabuena y gracias por estos momentos, chicos.