Móstoles Sur - 4 ; Móstoles URJC ´B´ - 4
(13/dic/2013)
Goles: 1-1 Ale 4´/ 2-1 Jose 7´/ 3-1 Ale 9´/ 4-3 Jose 37´
El descanso llamaba a la puerta y otra falta iba a meterles
en el partido. Injusto pero real. Había que redoblar esfuerzos si se quería
apuntalar un triunfo vital. La segunda mitad iba a comenzar con un tirazo de
Alberto desde su propio campo al que le faltó poco para acabar en la red, pero
al equipo se le notaba fatigado. Cada vez salíamos menos al ataque, y las pocas
veces había que recorrer una distancia tan grande que al final faltaba el
aliento a nuestros chicos.
Restaban diez minutos aún. Pero las sensaciones que se transmitían eran de querer amarrar más que arriesgar. El claro ejemplo eran los córners en contra, con los seis nuestros defendiendo en nuestro propio área… y claro, cuando Gabriel lograba recorrer cuarenta metros en carrera, llegaba en la reserva y sin socios con los que combinar. Pese a todo, el rubio tuvo dos muy claras que sólo por ser diestro cerrado, se perdieron en el limbo.
Pasan los minutos, pasan las horas y cada vez me mosqueo
más. Empatar como se empató este partido, y poco menos que tirar la liga por el
retrete (y si no, al tiempo) es algo que se pudo evitar claramente. Vale que
ellos marcaron cuatro goles en sus cinco tiros a puerta, vale que algunos niños
fallaron como no lo suelen hacer habitualmente, vale que vale se escribe con
´v´, pero la sensación de planteamiento cagancho
y de equipo que actúa más en función del rival que de explotar las muchas
virtudes que tienen nuestros chavales, es para dejar de creer que al final,
ellos y nosotros, nos llevemos la alegría que todos merecemos.
Hacía mucho que no llovía en un partido de Los Artistas, y
para darle ambiente y más significado al titular de esta triste crónica, la
tarde se presentaba gris y pasada por agua. Abríamos jornada ante el ´B´ del
Móstoles URJC, que hace apenas un par de semanas había sido barrido del campo
por su ´A´. Buena parte de la Liga estaba en juego y de inicio, formaban Diego
en la portería, David, Alejandro y Alberto en defensa y en ¿ataque? Jose, Ale y
Gabriel. Luis, Samuel, Javi y Adri esperaban su turno, si bien los dos últimos
no llegaron a jugar.
No habían pasado ni quince segundos cuando ya íbamos 0-1
perdiendo. Ellos sacaron de centro, avanzando con el balón y no retrocediendo
como hacemos nosotros siempre, uno de los suyos se sacó un punterón que cogió a
los nuestros con el pijama puesto. Lo bueno es que restaba todo el partido por
delante, pero lo malo era que ya se intuía que no iba a ser un camino de rosas.
Con la torrija en todo lo alto, poco después tuvieron una
falta al borde del área que afortunadamente no aprovecharon, porque de lo
contrario, la sensación es que naufragaríamos en uno de esos partidos tontos
que de tanto en tanto tienen los críos. El susto pasó, y con Ale echándose el
equipo a la espalda, al rato se conseguiría la igualada en un tiro lejano de
nuestro ´10´ que su guardameta no logró atajar.
El gol tranquilizó a los nuestros. Los mejores minutos
llegarían seguidamente, y eso que seguíamos jugando sin referencia arriba. De
nuevo Ale, llegaba hasta el borde del área, y se sacaba un zapatazo que rechazó
como pudo su portero, pero Jose, desde atrás, atento a la jugada, metió la
pierna para ponernos por delante. Estábamos lanzados. Tres minutos después,
Gabriel dejó de cara un balón otra vez para Ale, que mientras que le duró la
gasolina, fue un espectáculo observarle. 3-1 gracias a otro chutazo desde la
corona del área grande. Todo parecía controlado, pero sólo en apariencia.
El choque seguía en el alero. En un saque de esquina, Ale
remató a bocajarro y su portero directamente se la encontró. Al rato, ellos
fueron quienes la tuvieron; con el equipo partido por la mitad, uno de sus
jugadores la estrelló en el palo. Nos salvamos por los pelos, aunque no duraría
mucho la ventaja en el marcador. Otro saque de esquina iba a ser protagonista, y de ahí nació otra vez
el empate.
Restaban diez minutos aún. Pero las sensaciones que se transmitían eran de querer amarrar más que arriesgar. El claro ejemplo eran los córners en contra, con los seis nuestros defendiendo en nuestro propio área… y claro, cuando Gabriel lograba recorrer cuarenta metros en carrera, llegaba en la reserva y sin socios con los que combinar. Pese a todo, el rubio tuvo dos muy claras que sólo por ser diestro cerrado, se perdieron en el limbo.
Se acercaba el final. A falta de tres minutos, con el último
aliento, Jose y su zurda nos haría explotar de felicidad. Fue una alegría
efímera. En el saque de centro, tiraron directamente y Diego no puso la mano lo
suficientemente fuerte como para evitar que el balón sobrepasase la línea de
gol. Restaban apenas unos segundos y ya nada se pudo modificar. Se escapó la
victoria, por errores puntuales, sí, pero que los árboles no nos impidan ver el
bosque; plantear los partidos de esta manera es muy triste. Se puede ganar,
empatar o perder, pero creo firmemente en que se debe apostar por potenciar
nuestras cualidades y no mirar tanto al rival. Aún estamos a tiempo, o nos
acordaremos de lo que pudo ser y nunca ocurrió.
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