Fecha: 22/02/2013
Resultado: U.D. Móstoles - 4 ; Móstoles Sur - 2
Cualquiera que se fije simplemente en el resultado, podría concluir que fue un partido ajustado pero que nuestro rival se adjudicó con cierta holgura. Nada más lejos de la realidad. El dios fútbol fue injusto el viernes con Los Artistas y sólo sus propios errores les condenaron a una dolorosa derrota por cómo se produjo.
En una tarde de perros, con lluvia y agua para dar y tomar, muchos nos temimos que nuestros fenómenos se viesen lastrados por los intangibles. Para nada. Los precedentes no invitaban al optimismo; Adri era baja por fiebre y David estaba castigado, así que nuestra defensa se veía mermada considerablemente. Enfrente un equipo de gigantones. Se ve que nos tenían ganas. Tras haberles metido mano un par de veces ya, en la tercera trajeron toda la artillería de la que disponían para intentar vencernos. Pero enfrenre, Diego, Alberto, Santi, Alejandro, Jose, Gabriel y Luis como titulares, y Javi, Juan y Samuel, no se iban a achicar ante chavales que les sacaban una cabeza y medio cuerpo de ventaja.
Ultimamente los niños han salido muy enchufados y en este partido repetirían. En seis o siete toques fabricaron una jugada colectiva culminada por Gabriel digna de enmarcar. Golazo. Algo impensable para un rival que de potencia y fuerza iban sobrados, pero que ya quisieran jugar a la pelotita como los nuestros. Con el 1-0 salieron sus intenciones a relucir: sacar de centro de campo disparando directamente a puerta, algo totalmente legal pero que demuestra sus escasos y miserables recursos futbolísticos.
Tras el tempranero gol los nuestros firmaron una primera mitad verdaderamente notable. En los primeros compases tuvimos una triple ocasión en tres jugadas distintas para aumentar la distancia. Los lanzamientos de Jose y Alejandro se perdieron rozando el palo, y un cabezazo de Luis tras un córner se encontro con una buena parada de su portero. Unas ocasiones perdidas de las que al final nos acabaríamos acordando. Como digo, el partido se jugaba a nuestro ritmo y ellos no rascaban bola. Era un gustazo ver que, pese a ser mayores que los nuestros, nada podían hacer ante la calidad y compromiso de nuestros niños.
A falta de escasos segundos para llegar al descanso llegaría una de las claves del choque. En un saque en largo, el balón se le resbaló de entre las manos a Diego y encajamos un gol que hizo daño. No habían tirado una sóla vez entre los tres palos y se encontraon con un tanto cuando nada hicieron para merecerlo. No pasaba nada, si seguíamos así en la segunda parte no había por qué temer.
Quizá por ese empate absurdo, los chicos salieron algo desmotivados tras el parón obligatorio. Algo fríos, dimos cancha al adversario y el partido se igualó. Pese a todo, en un saque de esquina surgió nuestro pichichi, Alejandro, para volver a poner las cosas en su sitio y adelantarnos de nuevo en el marcador. El gol serenó a los críos y el control volvió a ser nuestro. El tiempo pasaba y el contro era absoluto.
Pero de nuevo, la falta de madurez (para mí lo que arrastran del pasado, lo poco que han sido enseñados) nos volvió a dar un duro revés que nos costaría algo que parecía en el bolsillo. Una falta en tres cuartos de nuestro campo sería el desencadenate de la pesadilla. Sin que hubiesen pedido barrera, de repente los nuestros enmpezaron a colocarla. Todos los que estaban sobre el césped pecaron de pardillos; descolocados, ellos aprovecharon para tirar a puerta y hacer el empate. Un error propio de chupetines, pero si lo pensamos un poco, es en esa edad cuando hay que enseñarles esas cosas y nadie lo hizo; ahora pagamos la rémora del pasado. Sí, del pasado, poque aunque algunos no quieran mirar atrás es bueno recordar lo malo. El futuro se construye sin repetir los errores de tiempo atrás.
El 2-2 nos mató. El mazazo psicológico fue inevitable, y además se agrandó con un tercero salpimentado por la mala suerte y que vino tras un rechace. El nerviosismo se apoderó del equipo y caímos en su trampa, tirando desde el centro del campo desde el saque de centro. Tuvimos que seguir a lo nuestro, jugando al fútbol, que es lo que sabemos, pero es comprensible que en esos compases de zozobra se buscase la solución directa. En plena crisis recibimos el cuarto, una carga ya imposible de superar.
En los últimos compases cualquiera pudo haber anotado algún gol más, pero ya el partido era más un correcalles que otra cosa. Los Artistas se vaciaron, jugaron más y mejor pero se fueron de vacio. Al acabar se llevaron nuestro aplauso y cariño por el esfuerzo realizado. Así sí. Estamos muy orgullosos de vosotros.
no se ha jugado mal,pero nuevamente no nos ha sonreido la suerte y el sabado con tantas bajas estabamos pocos,un saludo
ResponderEliminar