Liga municipal #11: Media Liga en el bote

Móstoles Sur - 4 ; Móstoles URJC ´A´ - 1

(25/ene/2014)
Goles: 1-0 Gabriel 19´/ 2-0 Samu 29´/ 3-0 Samu 34´/ 4-1 Samu 38´

Algo me daba en la nariz...Gabriela iba a nacer este fin de semana. Alguno os preguntaréis ¿Qué demonios tiene que ver esto con el fútbol? Nada y todo. Estaba convencido que, aquel dicho que reza ´todo niño viene con un pan debajo del brazo´, se iba a cumplir. Los Artistas lo hicieron bueno: la hija de Marta y Tere era la prolongación de la feliz mañana que dio paso a la tarde de éxtasis. ¡Qué partido se marcaron los chavales! A poco que las cosas vayan como todos esperamos, dentro de un par de meses celebraremos la Liga Municipal. 

Había llegado el gran día, el gran fin de semana. Teníamos que ver de que pasta están hechos nuestros chicos. El viernes empezaron a demostrar que de la buena. Todos salvo Javi, que se ausentaba para ver a su recién nacida hermana, se daban cita una hora antes del partido para recibir las consignas del míster. Jose se decidió por un sistema algo más conservador, pero que al final dio excelentes resultados. Diego bajo los palos, Alejandro como cierre, David y Alberto ocupando sus respectivos puestos en defensa, Jose y Gabriel en los extremos, y Ale en multi-tareas en el centro del campo, formaban el siete inicial.

Los cinco primeros minutos fueron de tanteo. Nosotros estábamos agazapados atrás, sin pasar apuros. Los pocos que surgían los desbarataban nuestros zagueros, concentrados siempre al 100%. Poco a poco nos fuimos viniendo arriba, tanto es así que se acabó cuajando una gran primera mitad. Lo malo es que la pelotita no parecía querer entrar en su portería. La primera clara fue para Jose; su centro chut bombeado se fue a la base del palo, y Gabriel no pudo remacharlo porque había corrido mas que el propio balón, y se pasó de frenada. Poco despues, otra vez Jose la tuvo, pero esta vez el esférico se marchó rozando la madera. Y a renglón seguido, sería Gabriel el que cruzó ligeramente cuando todos cantábamos el gol. 

Una y otra vez llegábamos a su área. Nos temíamos que ellos lo hiciesen una vez y torpedeasen nuestra portería. La única clara para el rival fue en una falta cercana en la que apareció el mejor Diego, haciendo un paradón y manteniendo el empate a cero. La excepción fue precisamente eso, una excepción. Mereciamos más. David la tuvo; se sacó un chutazo desde lejos y todos cantamos gol. El efecto óptico y la lejanía nos engañó. Qué rabia. Se acercaba el descanso y nos íbamos de vacío. Pero en el último minuto, Alberto puso con su prodigiosa pierna un saque de portería en campo contrario, Gabriel la peleó, y ahora sí, marcaba de tiro cruzado... solamente cuando le vimos levantar los brazos y ver corriendo a sus compañeros hacia él lo celebramos. El esférico se salió de la jaula y pensamos que no entró. Fue un gol psicológico. Además de hacer justicia, suponía un subidón para los nuestros de cara a la segunda parte de la batalla.

Había que seguir igual. De esta manera no podíamos perder. El propio Alberto lo intentó desde el saque de centro y cerca anduvo de encontrar recompensa. Nada había cambiado, pero nos íbamos a llevar un enorme susto al ratito porque esta vez la madera nos salvaría en la única acción de peligro que fueron capaces de llevar.  El partido seguía muy vivo, cualquier acción podría ser decisiva. Samuel tuvo dos seguidas que marró y nos seguía acelerando el corazón hasta límites casi extremos. ¡Qué tensión se respiraba en el ambiente! El whatsapp echaba humo con los ausentes reclamando noticias...

Nos acercábamos a la media hora. Alberto se disponía a golpear una falta desde su casa; el portero rechaza y ahora sí, Samu no falla. Para adentro, 2-0. Qué cerquita estaba el desenlace feliz. Pero había más. Al poco la falta fue para Jose, y otra vez Samuel, aprovechando que en esta liga no hay fuera de juego, tocaba sutilmente para desviar la bola y hacer el tercero. Ya no se nos podía escapar. Qué alegría de los chavales sobre el césped y de los padres/madres/familares/amigos fuera de él.

Con la noche ya cerrada y poco tiempo para acabar, hubo tiempo para que todos los chavales disfrutasen del éxito. Adrí hizo una enorme parada a un chut de ellos, pero luego ya no pudo con la segunda opción que les concedimos. No problemo. Por si quedaba hueco a la duda, Samuel, tocado por la varita mágica de su majestad el gol, metía la pierna en un rechace y marcaba su particular hat-trick entre gritos en la valla de ´Garrincha, Garrincha´. 4-1. Qué sonrisas en los niños que sabían que habían puesto la mayor de las piedras en esta Liga que no se les puede escapar. Se lo merecen por todo lo que han trabajado desde hace tiempo y nosotros también. Lo disfrutaremos como si tuviésemos nueve años, lo mismo que ellos.